Los domingos, en especial los domingos por la tarde, suelen ser el peor momento de la semana. Tenía un conocido que me decía que los domingos por la tarde son tan chungos, porque es el momento de la semana en el que te encuentras contigo mismo. En mi caso ese encuentro no debe ser especialmente grato, porque francamente la tarde del domingo sólo representa tedio, hastío y un poquito de depresión. No siempre es así, y ayer fue una de esas excepciones, en las que la tarde del domingo fue una tarde más, o incluso una tarde más agradable de lo habitual. Quedamos Raquel y yo a tomarnos una horchata (eufemismo de Franziskaner), y después pasamos a recoger a Lydia que actuaba en el Café-Jazz Mercerdes. El Café Mercedes, como dirían en La princesa prometida, es un sueño dentro de otro sueño; o lo que es lo mismo, un local bien en el corazón de Ruzafa, con el encanto del local de Jazz (salvo por un detalle: no se permite fumar en la sala de concierto ¿alguien ha visto un local de Jazz sin humo?), los cóckteles, y el público, que en estos sitios suele ser especialmente agradable. El domingo que viene, vuelve Lydia al Mercedes, y además celebraremos el cumple de María, así que es de prever que el próximo domingo, vuelva a ser un domingo distinto, en el que no me encuentre andando sobre cristales.
lunes, 21 de julio de 2008
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4 comentarios:
Mientras no te cortes....
Cómtela tú
Qué ganas tengo de que sea el finde que viene.. como os echo de menooss.. este domingo va a ser especial!.. pero espero que el sábado también lo sea
Besicos
Male
Qué guapa sale nuestra Lili en esta foto!
Male
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