lunes, 18 de agosto de 2008

REPORTANDO DESDE BERLIN



Estamos vivos, si a alguien le interesa. Y prueba de ello son las foticos que os adelanto

lunes, 4 de agosto de 2008

LOCURA AZUL





Uf, vaya finde. El sábado fui a Denia, donde estaba Raquel, para pasar el día con ella y con Inma. Después de un día de playa con fideuà incluida (pero de fideo fino) en Tona, chiringuito de la playa de Les Marines del todo recomendable, decidimos poner rumbo a tierras manchegas para ver por tercera vez este año a La Casa Azul. Dos horitas escasas y llegamos a Villanueva de la Jara, capital del champiñón. Allí Raquel ya iba en estado de semi-inconsciencia, teniendo en cuenta que el viernes no había dormido. Encontramos un bar de lugareños donde probamos los famosos champiñones (imprescindibles si se va a este pueblo), y otras cosas ricas en colesterol y grasa. Teóricamente el concierto comenzaba a las 23:30 y teóricamente era gratis. Al menos así venía anunciado en internet (no creáis todo lo que sale en internet, quizá no sea del todo exacto). Así que para qué íbamos a molestarnos en buscar un cajero, si entre y Raquel y yo reuníamos un capital de 18,35 euricos, suficientes para tomar algún refresco, que seguro estaría a precio popular. Al salir de cenar pregunté a un buen hombre que pasaba por allí, para que me indicara dónde estaba el polideportivo que era donde se iba a celebrar el concierto. Con cara de pasmo me dijo que eso estaba en la otra punta del pueblo, y que la otra punta del pueblo estaba muy muy lejos. No obstante me indicó y yo, que soy muy de ciudad, de ciudad de las grandes, y de los que piensa que cuando alguien en un pueblo te dice que algo está muy lejos, realmente no es para tanto, porque total, es un pueblo de dos mil habitantes. Así que echamos a andar, y andar, y andar, y aquella carretera no se terminaba. Ahí empecé a creer que realmente el lugareño tenía razón, y aquello estaba realmente lejos, pero ya no podíamos echar atrás, así que seguimos andando. Por fin, encontramos el polideportivo de marras, sobre todo al ver a los grupos de modernas que iban en la misma dirección que nosotros. Allí me llevé la segunda sorpresa. El concierto no era tan gratis como leí en internet. La cosa es que costaba 10 eurillos por barba. Recordemos que a Raquel y a mí nos quedaban en total 18,35 lauris. Oh, oh, pensé. Total que le pregunté al chico de la taquilla (quien dice taquilla, dice fragoneta) que dónde había un cajero cerca. El chico me miró con una cara que me era familiar. Sí, amigos, era la cara del primer lugareño que me indicó la dirección para llegar al polideportivo. Y con esa cara me dijo que el cajero más cercano, realmente era lejano, o sea que estaba a tomar por culo. Esta vez me lo creí. Y ahí actué como sólo la necesidad me enseñó: mendigar. Y tal cara de pena me debió ver el chico de la taquilla que de su propio bolsillo puso lo que nos faltaba para las dos entradas (gracias, gracias, gracias: siempre he confiado en la bondad de los desconocidos, que diría Uma). Una vez dentro, comprobé una segunda inexactitud de lo leído en internet: el concierto no empezaba a las 23:30. Eran las doce y salió Joaquín Reyes a hacer un monólogo. Fue muy bueno, pero como ni lo esperábamos, ni previmos que todo se iba a retrasar tanto, pues nos quedamos un poco aflataos. Sobre la 1,30 comenzó el conciertazo de La Casa Azul, que fue maravilloso, en especial por el ambiente pop creado por los asistentes (la mayoría no eran de Villanueva). Lo peor, la vuelta. Porque volverte deshidratado a las 3:30 de la madrugada hacia Valencia y sin un duro para tomar un agüica es bastante jodido. Tuvimos que parar a echar una cabezada en Cheste porque nuestra integridad física empezaba a peligrar. El periplo terminó sobre las 6:30, hora a la que dejé a Raquel en su casa con trauma azul y sin querer volver a oír nada de La Casa Azul en mucho tiempo. Conclusión: la modernor puede llegar a ser también peligrosa. Por cierto el próximo concierto de LCA es en Murcia, el 13 de septiembre ¿Quién se apunta?