Hay un bar de copas caras en Valencia (lo que vulgarmente conocemos por puticlub, casa de lenocinio o lupanar) que se llama Darling, y su eslogan publicitado por todos los paneles de la ciudad, rezaba "CLUB DARLING, CON LA MEJOR COMPAÑÍA".
Bueno, esta breve entradilla me sirve para comentar la compañía de lujo que disfruté durante el concierto.
Ah, antes de que me olvide: ¿QUIEN COÑO ORGANIZÓ EL TEMA DE LAS BARRAS? Pues escúchame, quien quiera que seas: mal, muy mal, requetemal. Que tenga que enviar a Belén y a Jorge a por una cerveza y me tarden más de 45 minutos no tiene nombre. Y lo que no tiene nombre es poner a cuatro atascados sirviendo a 30.000 personas, que era el aforo del sitio. Te has llevado el Oscar al empresario del año, colega. A gente como tú no le deberían dejar poner copas. ¡Como me entere quien eres te lo voy a explicar, subnormal!
En fin, pero, salvando el horror de la barra, que parecía el Ganges en plena época de abluciones, el concierto no hubiera sido lo mismo sin Mónica (que se te sigue esperando en Valencia, comño, que no te lo tenga que decir más, eh?), Jorge, Pepa y su hija Ara Luz, mi tío Alfonso, Luisa, Carolina con sus gafas a juego con la rebequita de su amiga, y un largo etc.
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