CARTA ABIERTA A JONATHAN

Antes de empezar esta carta, debo hacer algunas explicaciones. Jonathan es un niño negro de algún lugar de los USA más profundo y subdesarrollado, con una parentela igual de negra y además -como les pasa a los pobres en USA- obesa.

Pues a Jonathan le hacía una ilusión inmensa tener una Xbox 360, que debe ser la leche en el mundo de las consolas, debe ser el Armani de los videojuegos o el Hugo Boss de los gadgets, en resumen, la reostia para quien le guste esos trastos.

Hete aquí que a los padres, que como pobres y obesos, no podían permitirse comprar un cacharro de este calibre, pues todo su presupuesto lo destinan a hamburguesas, panceta, tocino, litros de refrescos cargados de azúcar como para dejar ciego a un diabético, y posiblemente en alcohol y juego. Y a los muy desgraciados no se les ocurre otra cosa más que gastarle al pequeño Jonathan una bromilla: llegada la navidad le regalan un paquete que contiene la caja de la Xbox 360 de marras, pero llena de lo único que se pueden permitir unos negros obesos y pobres de los USA, a saber un suéter sintético y unos calcetines igualmente sintéticos.

El video que adjunto es la imagen de la desilusión, de la tristeza, de la decepción más dura que nadie puede sufrir: la que te proporcionan los tuyos.

http://www.youtube.com/watch?v=VhO-OE931D4

Querido Jonathan:

Jódete. La vida es así. Cuando parece que estás tocando el cielo con las manos, resulta que todo es producto de tu imaginación, o de tus ganas (que vienen a ser lo mismo). Aunque ahora pienses que tus padres son unos negros hijos de puta, crueles y repugnantemente obesos, cuando crezcas veras la tremenda lección que te enseñaron: no te fies de nadie, y pon tus esperanzas sólo en ti mismo. Como bien se oye decir a alguno de los impresentables que tienes por parentela "En serio esperabas una Xbox, ¡Si sabías que no teníamos dinero!". Que gran lección de pragmatismo. Niño, no hay mayor verdad que la realidad, y a ti te pudo tu imaginación. Piensa un positivo, lo que has llorado hoy te lo ahorrarás en el futuro, y además has ganado tiempo para odiar a los hijos de puta que te rodean. Créeme, se lo agradecerás en el futuro. Sin otro particular, recibe un cordial saludo. Ah, y si no quieres convertirte en otro negro obeso e inculto, déjate los videojuegos y ponte a estudiar.

Tuyo, Hindell.