No me he vuelto loco, ni Begoña Clérigues me ha escrito el título de esta entrada (aunque ella me gana a snob y cursi por goleada). Es que hoy estábamos en Valencia a 31 grados, y claro me ha pillado con un monísimo pantalón príncipe de Gales, con el que puedes pasar un invierno en Escocia la mar de calentito. Ya se ve que esta semana no es la mía en cuanto al acierto en prendas se refiere. Sin ir más lejos el sábado en Piccadilly se me acercó una moderna, vieja e hija de la gran china, que tras preguntarme que si mi camiseta era de David Delfin, acto seguido me dijo que era de hace dos temporadas. Realmente lo único que allí era de hace más de dos temporadas era su puta jeta, y eso ya no lo puede solucionar; yo con cambiarme de camiseta lo arreglo.
Por cierto me entero a través de un blog amigo (y no es el de la citada Clérigues, que también lo anuncia como si ella fuera la descubridora) que abren tienda Kiehl's. Está por el Mercado Colón, y es imprescindible que este fin de semana visite, aunque sólo sea a mirar. Así además me quitaré el tufo a delincuencia y lumperío que se ha apoderado de mí desde el domingo, y que no voy a poder soltar hasta mañana. ¡Señor, qué oficio!
Otrosí Digo: mi amiga Rosana, con la que he comido hoy, o más bien en presencia de la cual he comido yo hoy, porque ella está a régimen buscando el infrapeso, ha adquirido a base de no comer un carácter cercano al holliganismo más radical. No sé si merece la pena, y eso lo dice uno que siempre ha pensado que no comer es de virtuosos. En fin, este verano veremos los resultados.
miércoles, 23 de abril de 2008
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